El problema que notaba en linux, era que en Gnome, cuando quería borrar algún archivo y le daba con la tecla «suprimir», no me preguntaba para confirmar si realmente lo quería enviar a la papelera. Simplemente desaparecía el objeto y aparecía en la papelera.
No me generaba grandes inconvenientes, pero si una sensación de «y si un día me equivoco y no me fijo que borré algo?» o «y si camina mi gato (aunque no tengo gato 😉 ) sobre el teclado mientras estoy hablando por teléfono y me elimina algo que no debía».
Todo se desencadenó hasta el día jueves, en que busqué mi carpeta de películas y no la encontré… en ningún lado… fue el acabose, el fin del mundo se acercaba… y yo no tenía respaldo de esas películas. Obviamente le eché la culpa al botón de suprimir y a que había vaciado la papelera sin haberme fijado.
Menté madres y dije «no puedo ser el único p3nd3j0 al que le haya pasado esto»… googleo y me entero de la novela que conlleva para los desarrolladores de Gnome el confirmar con el usuario si realmente quiere eliminar un archivo o no… que si es una solución windows-alike, que si ya estas grandecito para saber qué archivos eliminar, que para eso está la papelera… cientos de excusas para no corregir esto.
Googleando también encontré la solución:
http://gilest.ro/2011/patches-for-nautilus-move-to-trash-bug/
Lo que generaba descargarse el código fuente de nautilus, aplicarle un parche, generar los paquetes nuevamente e instalarlos. Y te daba dos soluciones, la windows-alike (Confirmar si realmente quieres borrar el archivo) y la MacOsX-alike (teclear Ctrl+Supr para eliminar un archivo). Yo elegí ésta última, y al parecer los desarrolladores de Gnome 3, la nueva versión, también.
Al parecer hasta donde he leído, Gnome 3 utiliza esa combinación de teclas para eliminar los archivos, lo que hace que la novela de la tecla suprimir continúe otro periodo más.
Actualización: Mi carpeta de pelis no fue borrada sin querer queriendo… en realidad, sin querer queriendo, la moví a una carpeta que no acostumbro usar mucho, ya la recuperé en casi su totalidad; pero esa, es otra historia.